¿Por qué se suicidan algunas personas? ¿Qué puedo hacer para ayudarlas?

Suicidio
Laura Marín Cuesta

Laura Marín Cuesta

/13 min. de lectura

¿Por qué se suicidan algunas personas? ¿Qué puedo hacer para ayudarlas?

Es normal que provoque miedo hablar sobre el suicidio pero hablar de él es una de las mejores maneras de prevenirlo.

Cuando escuchamos a una persona verbalizar ideas de suicidio podemos asustarnos, evitar el tema quitándole importancia o cambiándolo a otro más ligero quizás porque no sabemos cómo ayudar a esa persona, qué respuesta dar, temamos empeorar las cosas..

No nos han preparado para manejar el dolor ajeno, pero estamos cometiendo un grave error. Esa persona en ese preciso momento está exteriorizando un sufrimiento enorme que no puede manejar y está confiando en ti pidiendo ayuda. Porque está en un punto desesperanzado en el que la intensidad del malestar se le hace tan insoportable como para desear y pensar en acabar con su vida pero por otro lado quiere salvarse. Si percibe nuestra incomodidad, dejará de expresarlo a pesar de que los pensamientos sigan ahí y su posible planificación.

Existen algunos mitos que dificultan que aportemos la ayuda que esa persona necesita.

  1. "Hablar sobre suicidio incita a quien está pensando a hacerlo".

Lo que nos dice la ciencia es que hablar de suicidio influirá de una manera positiva o negativa en una persona en riesgo dependiendo de cómo lo hagamos.

Dos efectos que nos ayudarán a entenderlo con resultados muy diferentes:

  • El efecto Werther: se refiere a la situación en la cual la contemplación o notificación del suicidio de una persona lleva a otra a intentar imitar esa misma muerte, especialmente cuando la muerte en cuestión es de alguna persona referente o admirada para un gran número de personas (por ejemplo, Marilyn Monroe o alguna persona con la que se ha establecido un vínculo estrecho como puede ser un mejor amigo, padre). Este fenómeno implica un comportamiento de imitación que suele ocurrir en personas que se encuentran en situación de riesgo y ven el suicidio como una manera de escapar del sufrimiento. Al presenciar uno o varios casos con características similares a las propias, estas personas pueden comenzar a considerar quitarse la vida. Es posible que idealicen o romanticen al suicida o el acto del suicidio en sí, o que la información disponible sobre el caso en cuestión los lleve a pensar en seguir ese mismo camino. Factores que influyen: se ha observado que la población joven es más influenciable y que también influyen el tratamiento que se le da a la información así como los detalles (cuando el suicido es visto como algo impactante, sensacionalista, generador de emociones y se detallan métodos extraños pero relativamente sencillos es más probable que surja esa imitación).

Afortunadamente podemos ocasionar el efecto contrario.

  • Efecto Papageno: este fenómeno se produce cuando la información transmitida no se enfoca tanto en el acto del suicidio, sino en la existencia de opciones alternativas. La exposición a información se relaciona con personas que han superado situaciones adversas similares a las que la persona en riesgo puede estar experimentando, o incluso casos de intentos de suicidio no fatales en los que el individuo ha encontrado otras formas de poner fin a su sufrimiento sin recurrir a provocarse la muerte. De esta manera podemos persuadir a las personas en riesgo y prevenir que se dé la conducta suicida.

2. "Las personas que se suicidan no avisan, lo hacen".

Esta afirmación no es cierta, las personas que llevan a cabo intentos de suicidio han dado antes señales que podemos identificar (por ejemplo, han hecho comentarios acerca de quitarse la vida o han llevado a cabo acciones para despedirse de sus seres queridos).

El suicidio aparece por primera vez como una idea (un pensamiento) ante una situación problemática para la persona de la que no ve escapatoria. En función del grado de malestar, de factores personales (demográficos, psicológicos, sociales...) esa idea puede remitir o desarrollarse en una planificación acerca de cómo llevarlo a cabo y si no se recibe ayuda profesional en todo este proceso, materializarse esos pensamientos en un intento (que puede ser o no consumado con las consecuencias emocionales que conlleva en la persona y/o el entorno). Por eso, es tan importante atender y actuar ante esos comentarios.

3. "El suicidio no se puede prevenir puesto que la gente se suicida de manera imprevisible."

Hoy en día tenemos información para detectar el grado de riesgo que una persona tiene de suicidarse a través de una simple entrevista clínica por parte de un profesional y sabemos qué medidas tomar para proteger a esa persona que está desestabilizada emocionalmente.

¿Cómo puedes prevenirlo tú?

  • Empezando por hablar no solo del suicidio sino del malestar, del dolor, del sufrimiento propio ya estamos creando un espacio donde al mostrarnos vulnerables y confiar en la otra persona, se puede empezar a sentir cómoda para hacer lo mismo con nosotr@s.
  • Informándonos de qué señales atender.
  • Disponiendo de recursos donde pueda obtener la ayuda profesional que necesita. Lo recomendable sería acudir a una terapia psicológica donde poder tratar el malestar actual pero también el origen del mismo (todas esas dificultades que está teniendo esa persona para salir de su situación dotándole de estrategias). No obstante, en situaciones de urgencia y si no está receptiv@ aparte de los servicios de urgencias, existen teléfonos de prevención como el 024, con atención 24 horas.

4. "Las personas que se intentan suicidar están buscando llamar la atención".

Los intentos de suicidio son peticiones de ayuda desesperada ante un malestar que le desborda a esa persona. Peticiones expresadas como buenamente sabe, puede, es decir, cómo ha aprendido a hacerlo. Por ello debemos atenderlas, no surgen desde la manipulación que una persona con capacidad para expresarlo de otra manera intencionalmente lo utiliza para hacerte daño, puesto que eso ocasionaría tu enfado y le perjudicaría en el medio largo plazo.

5. "Los adolescentes tienen menos problemas que los adultos y por tanto menos riesgo de suicidarse. Los hombres no sufren tanto"

Hoy en día conocemos factores que aumentan el riesgo de que una persona se suicide:

  • Género: las mujeres piensan más en ello pero los hombres cometen intentos más letales.
  • Edad: los adolescentes (el período entre los 14 y 29 años es un período sensible de búsqueda de identidad, definir nuestra orientación, despegar las expectativas ajenas de las nuestras) y la tercera edad (mayores de 75 años, período de más soledad).
  • No tener apoyo social.
  • Antecedentes: Haber tenido intentos previos.
  • Factores psicológicos: es frecuente encontrar pensamientos intrusivos suicidas en enfermedades como la depresión, el tca o el trastorno de personalidad límite. Por otro lado, la rigidez cognitiva, la impulsividad, el consumo de sustancias, la desesperanza o un déficit en resolución de problemas son variables que también se han asociado con un incremento del riesgo.
apoyo social

En resumen, ¿cómo puedes ayudar a una persona que expresa deseos de suicidarse?

1. Presta atención a las señales de alarma:

  • Habla de suicidarse, de cómo sería la vida de los demás si no estuviese, o verbaliza: "quiero matarme", "me voy a suicidar".
  • Realiza comentarios indicando que su situación no durará mucho tiempo, como: "no seré una carga por mucho tiempo" o "si me sucede algo, quiero que sepáis que...".
  • Expresa sentimientos de soledad y aislamiento, compungido.
  • Manifiesta emociones contenidas de alejamiento o huida.
  • Expresa sentimientos de impotencia, falta de valía, fracaso, pérdida de autoestima y desesperanza.
  • No responde de manera positiva o receptiva a los elogios.
  • Experimenta dificultades para comer o dormir adecuadamente.
  • Muestra cambios drásticos en su comportamiento habitual.
  • Se distancia de sus amigos y actividades sociales habituales.
  • Pierde el interés en sus pasatiempos, estudios o trabajo.
  • Regala sus pertenencias más valiosas.
  • Toma riesgos innecesarios.
  • Descuida su apariencia personal y su autocuidado.
  • Aumenta el consumo de alcohol o drogas.
  • Empieza a cerrar asuntos pendientes y se despide de personas mediante visitas o llamadas.
  • Considera que su sufrimiento es extremadamente intenso o ha durado tanto tiempo que cree que ya no puede soportarlo.
  • Piensa constantemente en la muerte como una forma de escapar del sufrimiento.
  • Tiene ideas específicas sobre cómo quitarse la vida.
  • Se obsesiona con problemas que considera sin solución.
  • Escucha voces que le indican que realice acciones peligrosas.
  • Experimenta un deterioro notable en un posible estado de depresión, caracterizado por una tristeza profunda.

2. Muéstrate dispuesta a escucharle.

Deja que se desahogue antes de recomendarle qué hacer. No minimices los problemas que le llevan a sentirse así con frases como "no es para tanto", "lo tienes todo para vivir" ya que podemos hacerle sentir culpable y la felicidad no está directamente relacionada con la cantidad de cosas que uno tenga o la voluntad que una persona tenga para serlo.

3. Sé amable, mantén la calma y habla abiertamente de sus problemas.

No desafíes a la persona a que lo haga, acepta sus sentimientos y no cuestiones si el suicidio es o no correcto.

4. Explícale que hay alternativas sin crear falsas expectativas.

La esperanza es clave para frenar el intento de suicidio pero solo si se hace desde la búsqueda de soluciones serias y en conjunto (en vez de incitarle a que cambie de actitud ni espere a que pase x tiempo a ver si la situación mejora). Podemos reforzar las capacidades positivas que una persona tiene y demostrar cariño y confianza en que hay salidas alternativas al suicidio con ayuda.

5. Valida el sufrimiento de la otra persona.

No le culpes, critiques, le hagas comentarios positivistas como "la vida es bonita" o le des consejos "fáciles" como "lo que tienes que hacer es...". Simplemente pregúntale y escúchale desde cuándo se siente así, qué piensa, dale importancia a su malestar ("por ejemplo: para decir esto tienes que estar pasándolo muy mal, te mereces estar bien, vamos a pedir ayuda, yo de esto no sé pero te voy a acompañar"), deja que se desahogue.

Acepta sus sentimientos y expresa tu preocupación con empatía (por ejemplo: "no puedo saber exactamente cómo te sientes pero puedo comprenderlo y podemos buscar alternativas").

6. Transmítele que estás dispuesta a ayudarla y que para ello vas a involucrar a otras personas significativas que puedan contribuir a superar esta situación.

Muestra tu apoyo (con comentarios como "para lo que necesites estoy aquí","¿en qué puedo ayudarte?") sea estar en silencio, acompañarle a una cita con su psicóloga, hacer alguna actividad distractora (ver una serie, dar un paseo...).

Indícale que aunque quieres ayudarle y le vas a acompañar en su proceso, tú no sabes prestarle la ayuda que necesita. Exprésale que su problema probablemente tenga solución si se busca la ayuda adecuada por parte de quien tiene conocimiento y las herramientas necesarias (es decir, los especialistas en salud mental, psicología y psiquiatría). Participa en la primera llamada o acude con ella a la primera cita. Involucra a otras personas significativas (familiares, amigos íntimos) que puedan contribuir a superar esta situación.

7. No caigas en el hipercontrol.

Solicita ayuda profesional cuanto antes para que pueda evaluar el riesgo de un intento y daros pautas para prevenirlo en función del contexto y momento de la persona. Límitate a acompañar a la persona sin agobiar y seguir las recomendaciones de los profesionales.

8. Cuídate. No pretendas ser la única persona que le ayude.

Tú también necesitas cuidarte. Las personas que pueden llevar a cabo un intento de suicidio necesitan estar acompañadas y tú también tienes tus necesidades y limitaciones para hacerlo bien.

Ten claro que los profesionales son necesari@s y no podemos prescindir de ell@s.

P. S: el contenido de este blog es psicoeducativo. Si necesitas ayuda, pídela. Estaré encantada de hacerlo.

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Laura Marín Cuesta

Suicidio

Psicóloga general sanitaria y neuropsicóloga, experta en terapia cognitivo conductual.